Amanecer con Dios – Dr. Daniel Bustamante – Job 5 17-18

Cuando escuchamos esta palabra: muy félíz es el hombre a quien Dios castiga, podríamos decir que ésto, no fué  escrito por una persona muy normal.  ¿Cómo puede uno ser féliz, cuando le están castigando?.

 Cuando un niño es castigado por sus padres, porque ha hecho algo malo, ellos no lo castigan porque no lo quieren, sinó que según La Biblia: “el padre que ama a su hijo lo castiga”.  Pero los padres saben que el castigo, facilitará el aprendizaje de la lección.

Hay personas que solo aprenden en la Universidad de los golpes de la vida.  Otras personas se golpearán toda la vida y nunca aprenderán.  Todo castigo duele, cuando es injusto duele más, pero cuando el trasfondo es corrección y enseñanza de parte de Dios, nos crea la dimensión de lo correcto y verdadero.

Nos dá sentido de justicia y nos enseña que hay una ley superior a la de la carne, y a la de los hombres. La ley del hombre se mueve por intereses mezquinos, ambiciones de poder,  influencias, o conveniencias. La Palabra de Dios es ley que no varía de acuerdo a los hombres. Es ley de Dios.

Es para todos. Muchas veces le echamos en cara a Dios un castigo, y decimos: “Dios lo castigó”, cuando en realidad, los problemas que pasamos es propio de nuestro actuar con imprudencia.  Si usted se tira de la montaña, seguro que se va a dar un buen golpe o quizás puede llegar a morir.  No se puede jugar con las cosas de este mundo sin quedar manchado.

Pero Dios en su infinito amor y gracia, cuando vamos a El y confesamos nuestros pecados, El nos perdona y cura las heridas, para que estemos otra vez sirviéndole con el corazón.  No debemos olvidar que las pruebas y sufrimientos también alcanzan a aquellos que están viviendo y sirviendo a Dios, y allí la enseñanza es: “los limpiará para que lleve mas frutos”.

En el Salmo 139:23 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos” Presentemos nuestras vidas en examen, dispuestos a oir de Dios su voz y corrección.

¡Señor, ayúdame a aceptar  el castigo, que me ayude a poder aprender, lo que tu quieres enseñarme!

Dr. Daniel L. Bustamante